jueves, 22 de febrero de 2024

¿QUÉ ES LA CUARESMA?

 

¿Cómo vivían los primeros cristianos la Cuaresma?

La celebración de la Pascua del Señor, constituye, sin duda, la fiesta primordial del año litúrgico. De aquí que, cuando en el siglo II, la Iglesia comenzó a celebrar anualmente el misterio pascual de Cristo, advirtió la necesidad de una preparación adecuada, por medio de la oración y del ayuno, según el modo prescrito por el Señor. Surgió así la piadosa costumbre del ayuno Infra-pascual del viernes y sábado santos, como preparación al Domingo de Resurrección.

Los primeros pasos

La primitiva celebración de la Pascua del Señor conoció la praxis de un ayuno preparatorio el viernes y sábado previos a dicha conmemoración.

A esta práctica podría aludir la Traditio Apostólica, documento de comienzos del siglo III, cuando exige que los candidatos al bautismo ayunen el viernes y transcurran la noche del sábado en vela. Por otra parte, en el siglo III, la Iglesia de Alejandría, de hondas y mutuas relaciones con la sede romana, vivía una semana de ayuno previo a las fiestas pascuales.

En el siglo IV se consolida la estructura cuaresmal de cuarenta días y se encuentran los primeros atisbos de una estructura orgánica de este tiempo litúrgico. Sin embargo, mientras en esta época aparece ya consolidada en casi todas las Iglesias la institución de la cuaresma de cuarenta días, el período de preparación pascual se circunscribía en Roma a tres semanas de ayuno diario, excepto sábados y domingos. Este ayuno pre-pascual de tres semanas se mantuvo poco tiempo en vigor, pues a finales del siglo IV, la Urbe conocía ya la estructura cuaresmal de cuarenta días.

El período cuaresmal de seis semanas de duración nació probablemente vinculado a la práctica penitencial: los penitentes comenzaban su preparación más intensa el sexto domingo antes de Pascua y vivían un ayuno prolongado hasta el día de la reconciliación, que acaecía durante la asamblea eucarística del Jueves Santo. Como este período de penitencia duraba cuarenta días, recibió el nombre de Quadragesima o cuaresma.

Durante el primer estadio de organización cuaresmal se celebraban tan sólo las reuniones eucarísticas dominicales, si bien entre semana existían asambleas no eucarísticas: los miércoles y viernes.

Pero a finales del siglo VI las reuniones del lunes, miércoles y viernes celebraban ya la eucaristía. Más tarde, se añadieron nuevas asambleas eucarísticas los martes y sábados. Por último, el proceso se cerró bajo el pontificado de Gregorio II (715-731), con la asignación de un formulario eucarístico para los jueves de cuaresma.

¿Por qué la ceniza?

Hacia finales del siglo V, el miércoles y viernes previos al primer domingo de cuaresma comenzaron a celebrarse como si formaran parte del período penitencial, probablemente como medio de compensar los domingos y días en los que se rompía el ayuno.

Dicho miércoles, los penitentes, por la imposición de la ceniza, ingresaban en el orden que regulaba la penitencia canónica.

Cuando la institución penitencial desapareció, el rito se extendió a toda la comunidad cristiana: este es el origen del Miércoles de Ceniza o «Feria IV anerum».

El proceso de alargamiento del período penitencial continuó de forma irremediable. Esta anticipación del ayuno cuaresmal no es una práctica exclusivamente romana: se encuentra también en Oriente, y en diversas regiones de Occidente.

¿Qué es la Cuaresma?

La Cuaresma es el tiempo litúrgico de conversión, que marca la Iglesia para prepararnos a la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados y de cambiar algo de nosotros para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.

La Cuaresma dura 40 días y comienza el Miércoles de Ceniza y termina antes de la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo. A lo largo de este tiempo, sobre todo en la liturgia del domingo, hacemos un esfuerzo por recuperar el ritmo y estilo de verdaderos creyentes que debemos vivir como hijos de Dios.

El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa luto y penitencia. Es un tiempo de reflexión, de penitencia, de conversión espiritual; tiempo de preparación al misterio pascual.

En la Cuaresma, Cristo nos invita a cambiar de vida. La Iglesia nos invita a vivir la Cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas. Nos invita a vivir una serie de actitudes cristianas que nos ayudan a parecernos más a Jesucristo, ya que por acción de nuestro pecado, nos alejamos más de Dios.

Por ello, la Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día, durante toda la vida, hemos de arrojar de nuestros corazones el odio, el rencor, la envidia, los celos que se oponen a nuestro amor a Dios y a los hermanos. En Cuaresma, aprendemos a conocer y apreciar la Cruz de Jesús. Con esto aprendemos también a tomar nuestra cruz con alegría para alcanzar la gloria de la resurrección.

La duración de la Cuaresma está basada en el símbolo del número cuarenta en la Biblia. En ésta, se habla de los cuarenta días del diluvio, de los cuarenta años de la marcha del pueblo judío por el desierto, de los cuarenta días de Moisés y de Elías en la montaña, de los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública, de los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto.

En la Biblia, el número cuatro simboliza el universo material, seguido de ceros significa el tiempo de nuestra vida en la tierra, seguido de pruebas y dificultades.

La práctica de la Cuaresma data desde el siglo IV, cuando se da la tendencia a constituirla en tiempo de penitencia y de renovación para toda la Iglesia, con la práctica del ayuno y de la abstinencia. Conservada con bastante vigor, al menos en un principio, en las iglesias de oriente, la práctica penitencial de la Cuaresma ha sido cada vez más aligerada en occidente, pero debe observarse un espíritu penitencial y de conversión.

¿Cómo vivir la Cuaresma?

Durante este tiempo especial de purificación, contamos con una serie de medios concretos que la Iglesia nos propone y que nos ayudan a vivir la dinámica cuaresmal.

Ante todo, la vida de oración, condición indispensable para el encuentro con Dios. En la oración, si el creyente ingresa en el diálogo íntimo con el Señor, deja que la gracia divina penetre su corazón y, a semejanza de Santa María, se abre la oración del Espíritu cooperando a ella con su respuesta libre y generosa (ver Lc 1,38).

Asimismo, también debemos intensificar la escucha y la meditación atenta a la Palabra de Dios, la asistencia frecuente al Sacramento de la Reconciliación y la Eucaristía, lo mismo la práctica del ayuno, según las posibilidades de cada uno.

La mortificación y la renuncia en las circunstancias ordinarias de nuestra vida, también constituyen un medio concreto para vivir el espíritu de Cuaresma. No se trata tanto de crear ocasiones extraordinarias, sino más bien, de saber ofrecer aquellas circunstancias cotidianas que nos son molestas, de aceptar con humildad, gozo y alegría, los distintos contratiempos que se nos presentan a diario. De la misma manera, el saber renunciar a ciertas cosas legítimas nos ayuda a vivir el desapego y desprendimiento.

De entre las distintas prácticas cuaresmales que nos propone la Iglesia, la vivencia de la caridad ocupa un lugar especial. Así nos lo recuerda San León Magno: «Estos días cuaresmales nos invitan de manera apremiante al ejercicio de la caridad; si deseamos llegar a la Pascua santificados en nuestro ser, debemos poner un interés especialísimo en la adquisición de esta virtud, que contiene en si a las demás y cubre multitud de pecados».

Esta vivencia de la caridad debemos vivirla de manera especial con aquél a quien tenemos más cerca, en el ambiente concreto en el que nos movemos. Así, vamos construyendo en el otro «el bien más precioso y efectivo, que es el de la coherencia con la propia vocación cristiana» (Juan Pablo II).

1. Arrepintiéndome de mis pecados y confesándome.

Pensar en qué he ofendido a Dios, Nuestro Señor, si me duele haberlo ofendido, si realmente estoy arrepentido. Éste es un muy buen momento del año para llevar a cabo una confesión preparada y de corazón. Revisa los mandamientos de Dios y de la Iglesia para poder hacer una buena confesión. Ayúdate de un libro para estructurar tu confesión. Busca el tiempo para llevarla a cabo.

2. Luchando por cambiar.

Analiza tu conducta para conocer en qué estás fallando. Hazte propósitos para cumplir día con día y revisa en la noche si lo lograste. Recuerda no ponerte demasiados porque te va a ser muy difícil cumplirlos todos. Hay que subir las escaleras de un escalón en un escalón, no se puede subir toda de un brinco. Conoce cuál es tu defecto dominante y haz un plan para luchar contra éste. Tu plan debe ser realista, práctico y concreto para poderlo cumplir.

3. Haciendo sacrificios.

La palabra sacrificio viene del latín sacrum-facere, que significa «hacer sagrado». Entonces, hacer un sacrificio es hacer una cosa sagrada, es decir, ofrecerla a Dios por amor. Hacer sacrificio es ofrecer a Dios, porque lo amas, cosas que te cuestan trabajo. Por ejemplo, ser amable con el vecino que no te simpatiza o ayudar a otro en su trabajo. A cada uno de nosotros hay algo que nos cuesta trabajo hacer en la vida de todos los días. Si esto se lo ofrecemos a Dios por amor, estamos haciendo sacrificio.

4. Haciendo oración.

Aprovecha estos días para orar, para platicar con Dios, para decirle que lo quieres y que quieres estar con Él. Te puedes ayudar de un buen libro de meditación para Cuaresma. Puedes leer en la Biblia pasajes relacionados con la Cuaresma.

Con la imposición de las cenizas, se inicia una estación espiritual particularmente relevante para todo cristiano que quiera prepararse dignamente para la vivir el Misterio Pascual, es decir, la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor Jesús.

¿Qué es el Miércoles de Ceniza?

Este tiempo vigoroso del Año Litúrgico se caracteriza por el mensaje bíblico que puede ser resumido en una sola palabra: «metanoeiete», es decir «Convertíos». Este imperativo es propuesto a la mente de los fieles mediante el rito austero de la imposición de ceniza, el cual, con las palabras «Convertíos y creed en el Evangelio» y con la expresión «Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás», invita a todos a reflexionar acerca del deber de la conversión, recordando la inexorable caducidad y efímera fragilidad de la vida humana, sujeta a la muerte. La sugestiva ceremonia de la ceniza eleva nuestras mentes a la realidad eterna que no pasa jamás, a Dios; principio y fin, alfa y omega de nuestra existencia. La conversión no es, en efecto, sino un volver a Dios, valorando las realidades terrenales bajo la luz indefectible de su verdad. Una valoración que implica una conciencia cada vez más diáfana del hecho de que estamos de paso en este fatigoso itinerario sobre la tierra, y que nos impulsa y estimula a trabajar hasta el final, a fin de que el Reino de Dios se instaure dentro de nosotros y triunfe su justicia. Sinónimo de «conversión» es así mismo la palabra «penitencia»… Penitencia como cambio de mentalidad. Penitencia como expresión de libre y positivo esfuerzo en el seguimiento de Cristo.

Tradición

En la Iglesia primitiva, variaba la duración de la Cuaresma, pero eventualmente comenzaba seis semanas (42 días) antes de la Pascua. Esto sólo daba por resultado 36 días de ayuno (ya que se excluyen los domingos). En el siglo VII se agregaron cuatro días antes del primer domingo de Cuaresma estableciendo los cuarenta días de ayuno, para imitar el ayuno de Cristo en el desierto. Era práctica común en Roma que los penitentes comenzaran su penitencia pública el primer día de Cuaresma. Ellos eran salpicados de cenizas, vestidos en sayal y obligados a mantenerse lejos hasta que se reconciliaran con la Iglesia el Jueves Santo o el Jueves antes de la Pascua. Cuando estas prácticas cayeron en desuso (del siglo VIII al X), el inicio de la temporada penitencial de la Cuaresma fué simbolizada colocando ceniza en las cabezas de toda la congregación. Hoy en día en la Iglesia, el Miércoles de Ceniza, el cristiano recibe una cruz en la frente con las cenizas obtenidas al quemar las palmas usadas en el Domingo de Ramos previo. Esta tradición de la Iglesia ha quedado como un simple servicio en algunas Iglesias protestantes como la anglicana y la luterana. La Iglesia Ortodoxa comienza la cuaresma desde el lunes anterior y no celebra el Miércoles de Ceniza.

Significado simbólico de la Ceniza

La ceniza, del latín «cinis», es producto de la combustión de algo por el fuego. Muy fácilmente adquirió un sentido simbólico de muerte, caducidad, y en sentido trasladado, de humildad y penitencia. En Jonás 3,6 sirve, por ejemplo, para describir la conversión de los habitantes de Nínive. Muchas veces se une al «polvo» de la tierra: «en verdad soy polvo y ceniza», dice Abraham en Gén. 18,27. El Miércoles de Ceniza, el anterior al primer domingo de Cuaresma (muchos lo entenderán mejor diciendo que es le que sigue al carnaval), realizamos el gesto simbólico de la imposición de ceniza en la frente (fruto de la cremación de las palmas del año pasado). Se hace como respuesta a la Palabra de Dios que nos invita a la conversión, como inicio y puerta del ayuno cuaresmal y de la marcha de preparación a la Pascua. La Cuaresma empieza con ceniza y termina con el fuego, el agua y la luz de la Vigilia Pascual. Algo debe quemarse y destruirse en nosotros -el hombre viejo- para dar lugar a la novedad de la vida pascual de Cristo. Mientras el ministro impone la ceniza dice estas dos expresiones, alternativamente: «Arrepiéntete y cree en el Evangelio» (Cf Mc1,15) y «Acuérdate de que eres polvo y al polvo has de volver» (Cf Gén 3,19): un signo y unas palabras que expresan muy bien nuestra caducidad, nuestra conversión y aceptación del Evangelio, o sea, la novedad de vida que Cristo cada año quiere comunicarnos en la Pascua.

¿Qué es el ayuno y la abstinencia?

El ayuno consiste en hacer una sola comida fuerte al día. La abstinencia consiste en no comer carne. Son días de abstinencia y ayuno el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo. La abstinencia obliga a partir de los catorce años y el ayuno de los dieciocho hasta los cincuenta y nueve años de edad. Con estos sacrificios, se trata de que todo nuestro ser (espíritu, alma y cuerpo) participe en un acto donde reconozca la necesidad de hacer obras con las que reparemos el daño ocasionado con nuestros pecados y para el bien de la Iglesia. El ayuno y la abstinencia se pueden cambiar por otro sacrificio, dependiendo de lo que dicten las Conferencias Episcopales de cada país, pues ellas son las que tienen autoridad para determinar las diversas formas de penitencia cristiana.

¿Por qué el Ayuno?

Es necesario dar una respuesta profunda a esta pregunta, para que quede clara la relación entre el ayuno y la conversión, esto es, la transformación espiritual que acerca del hombre a Dios. El abstenerse de la comida y la bebida tienen como fin introducir en la existencia del hombre no sólo el equilibrio necesario, sino también el desprendimiento de lo que se podría definir como «actitud consumista». Tal actitud ha venido a ser en nuestro tiempo una de las características de la civilización occidental. El hombre, orientado hacia los bienes materiales, muy frecuentemente abusa de ellos. La civilización se mide entonces según la cantidad y la calidad de las cosas que están en condiciones de proveer al hombre y no se mide con el metro adecuado al hombre. Esta civilización de consumo suministra los bienes materiales no sólo para que sirvan al hombre en orden a desarrollar las actividades creativas y útiles, sino cada vez más para satisfacer los sentidos, la excitación que se deriva de ellos, el placer, una multiplicación de sensaciones cada vez mayor. El hombre de hoy debe abstenerse de muchos medios de consumo, de estímulos, de satisfacción de los sentidos: ayunar significa abstenerse de algo. El hombre es él mismo sólo cuando logra decirse a sí mismo: No. No es la renuncia por la renuncia: sino para el mejor y más equilibrado desarrollo de sí mismo, para vivir mejor los valores superiores, para el dominio de sí mismo.

Fuente: Arciprensa.com, 

etcmegacel

viernes, 9 de febrero de 2024

MENSAJE CUARESMA 2024

 
MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO PARA LA CUARESMA 2024
"A través del desierto Dios nos guía a la libertad"

Queridos hermanos y hermanas:

Cuando nuestro Dios se revela, comunica la libertad: «Yo soy el Señor, tu Dios, que te hice salir de Egipto, de un lugar de esclavitud» (Ex 20,2). Así se abre el Decálogo dado a Moisés en el monte Sinaí. El pueblo sabe bien de qué éxodo habla Dios; la experiencia de la esclavitud todavía está impresa en su carne. Recibe las diez palabras de la alianza en el desierto como camino hacia la libertad. Nosotros las llamamos “mandamientos”, subrayando la fuerza del amor con el que Dios educa a su pueblo. La llamada a la libertad es, en efecto, una llamada vigorosa. No se agota en un acontecimiento único, porque madura durante el camino. Del mismo modo que Israel en el desierto lleva todavía a Egipto dentro de sí ―en efecto, a menudo echa de menos el pasado y murmura contra el cielo y contra Moisés―, también hoy el pueblo de Dios lleva dentro de sí ataduras opresoras que debe decidirse a abandonar. Nos damos cuenta de ello cuando nos falta esperanza y vagamos por la vida como en un páramo desolado, sin una tierra prometida hacia la cual encaminarnos juntos. La Cuaresma es el tiempo de gracia en el que el desierto vuelve a ser ―como anuncia el profeta Oseas― el lugar del primer amor (cf. Os 2,16-17). Dios educa a su pueblo para que abandone sus esclavitudes y experimente el paso de la muerte a la vida. Como un esposo nos atrae nuevamente hacia sí y susurra palabras de amor a nuestros corazones.

El éxodo de la esclavitud a la libertad no es un camino abstracto. Para que nuestra Cuaresma sea también concreta, el primer paso es querer ver la realidad. Cuando en la zarza ardiente el Señor atrajo a Moisés y le habló, se reveló inmediatamente como un Dios que ve y sobre todo escucha: «Yo he visto la opresión de mi pueblo, que está en Egipto, y he oído los gritos de dolor, provocados por sus capataces. Sí, conozco muy bien sus sufrimientos. Por eso he bajado a librarlo del poder de los egipcios y a hacerlo subir, desde aquel país, a una tierra fértil y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel» (Ex 3,7-8). También hoy llega al cielo el grito de tantos hermanos y hermanas oprimidos. Preguntémonos: ¿nos llega también a nosotros? ¿Nos sacude? ¿Nos conmueve? Muchos factores nos alejan los unos de los otros, negando la fraternidad que nos une desde el origen.

En mi viaje a Lampedusa, ante la globalización de la indiferencia planteé dos preguntas, que son cada vez más actuales: «¿Dónde estás?» (Gn 3,9) y «¿Dónde está tu hermano?» (Gn 4,9). El camino cuaresmal será concreto si, al escucharlas de nuevo, confesamos que seguimos bajo el dominio del Faraón. Es un dominio que nos deja exhaustos y nos vuelve insensibles. Es un modelo de crecimiento que nos divide y nos roba el futuro; que ha contaminado la tierra, el aire y el agua, pero también las almas. Porque, si bien con el bautismo ya ha comenzado nuestra liberación, queda en nosotros una inexplicable añoranza por la esclavitud. Es como una atracción hacia la seguridad de lo ya visto, en detrimento de la libertad.

Quisiera señalarles un detalle de no poca importancia en el relato del Éxodo: es Dios quien ve, quien se conmueve y quien libera, no es Israel quien lo pide. El Faraón, en efecto, destruye incluso los sueños, roba el cielo, hace que parezca inmodificable un mundo en el que se pisotea la dignidad y se niegan los vínculos auténticos. Es decir, logra mantener todo sujeto a él. Preguntémonos: ¿deseo un mundo nuevo? ¿Estoy dispuesto a romper los compromisos con el viejo? El testimonio de muchos hermanos obispos y de un gran número de aquellos que trabajan por la paz y la justicia me convence cada vez más de que lo que hay que denunciar es un déficit de esperanza. Es un impedimento para soñar, un grito mudo que llega hasta el cielo y conmueve el corazón de Dios. Se parece a esa añoranza por la esclavitud que paraliza a Israel en el desierto, impidiéndole avanzar. El éxodo puede interrumpirse. De otro modo no se explicaría que una humanidad que ha alcanzado el umbral de la fraternidad universal y niveles de desarrollo científico, técnico, cultural y jurídico, capaces de garantizar la dignidad de todos, camine en la oscuridad de las desigualdades y los conflictos.

Dios no se cansa de nosotros. Acojamos la Cuaresma como el tiempo fuerte en el que su Palabra se dirige de nuevo a nosotros: «Yo soy el Señor, tu Dios, que te hice salir de Egipto, de un lugar de esclavitud» (Ex 20,2). Es tiempo de conversión, tiempo de libertad. Jesús mismo, como recordamos cada año en el primer domingo de Cuaresma, fue conducido por el Espíritu al desierto para ser probado en su libertad. Durante cuarenta días estará ante nosotros y con nosotros: es el Hijo encarnado. A diferencia del Faraón, Dios no quiere súbditos, sino hijos. El desierto es el espacio en el que nuestra libertad puede madurar en una decisión personal de no volver a caer en la esclavitud. En Cuaresma, encontramos nuevos criterios de juicio y una comunidad con la cual emprender un camino que nunca antes habíamos recorrido.

Esto implica una lucha, que el libro del Éxodo y las tentaciones de Jesús en el desierto nos narran claramente. A la voz de Dios, que dice: «Tú eres mi Hijo muy querido» (Mc 1,11) y «no tendrás otros dioses delante de mí» (Ex 20,3), se oponen de hecho las mentiras del enemigo. Más temibles que el Faraón son los ídolos; podríamos considerarlos como su voz en nosotros. El sentirse omnipotentes, reconocidos por todos, tomar ventaja sobre los demás: todo ser humano siente en su interior la seducción de esta mentira. Es un camino trillado. Por eso, podemos apegarnos al dinero, a ciertos proyectos, ideas, objetivos, a nuestra posición, a una tradición e incluso a algunas personas. Esas cosas en lugar de impulsarnos, nos paralizarán. En lugar de unirnos, nos enfrentarán. Existe, sin embargo, una nueva humanidad, la de los pequeños y humildes que no han sucumbido al encanto de la mentira. Mientras que los ídolos vuelven mudos, ciegos, sordos, inmóviles a quienes les sirven (cf. Sal 115,8), los pobres de espíritu están inmediatamente abiertos y bien dispuestos; son una fuerza silenciosa del bien que sana y sostiene el mundo.

Es tiempo de actuar, y en Cuaresma actuar es también detenerse. Detenerse en oración, para acoger la Palabra de Dios, y detenerse como el samaritano, ante el hermano herido. El amor a Dios y al prójimo es un único amor. No tener otros dioses es detenerse ante la presencia de Dios, en la carne del prójimo. Por eso la oración, la limosna y el ayuno no son tres ejercicios independientes, sino un único movimiento de apertura, de vaciamiento: fuera los ídolos que nos agobian, fuera los apegos que nos aprisionan. Entonces el corazón atrofiado y aislado se despertará. Por tanto, desacelerar y detenerse. La dimensión contemplativa de la vida, que la Cuaresma nos hará redescubrir, movilizará nuevas energías. Delante de la presencia de Dios nos convertimos en hermanas y hermanos, percibimos a los demás con nueva intensidad; en lugar de amenazas y enemigos encontramos compañeras y compañeros de viaje. Este es el sueño de Dios, la tierra prometida hacia la que marchamos cuando salimos de la esclavitud.

La forma sinodal de la Iglesia, que en estos últimos años estamos redescubriendo y cultivando, sugiere que la Cuaresma sea también un tiempo de decisiones comunitarias, de pequeñas y grandes decisiones a contracorriente, capaces de cambiar la cotidianeidad de las personas y la vida de un barrio: los hábitos de compra, el cuidado de la creación, la inclusión de los invisibles o los despreciados. Invito a todas las comunidades cristianas a hacer esto: a ofrecer a sus fieles momentos para reflexionar sobre los estilos de vida; a darse tiempo para verificar su presencia en el barrio y su contribución para mejorarlo. Ay de nosotros si la penitencia cristiana fuera como la que entristecía a Jesús. También a nosotros Él nos dice: «No pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que se note que ayunan» (Mt 6,16). Más bien, que se vea la alegría en los rostros, que se sienta la fragancia de la libertad, que se libere ese amor que hace nuevas todas las cosas, empezando por las más pequeñas y cercanas. Esto puede suceder en cada comunidad cristiana.

En la medida en que esta Cuaresma sea de conversión, entonces, la humanidad extraviada sentirá un estremecimiento de creatividad; el destello de una nueva esperanza. Quisiera decirles, como a los jóvenes que encontré en Lisboa el verano pasado: «Busquen y arriesguen, busquen y arriesguen. En este momento histórico los desafíos son enormes, los quejidos dolorosos —estamos viviendo una tercera guerra mundial a pedacitos—, pero abrazamos el riesgo de pensar que no estamos en una agonía, sino en un parto; no en el final, sino al comienzo de un gran espectáculo. Y hace falta coraje para pensar esto» ( Discurso a los universitarios, 3 agosto 2023). Es la valentía de la conversión, de salir de la esclavitud. La fe y la caridad llevan de la mano a esta pequeña esperanza. Le enseñan a caminar y, al mismo tiempo, es ella la que las arrastra hacia adelante. [1]

Los bendigo a todos y a vuestro camino cuaresmal.

Roma, San Juan de Letrán, 3 de diciembre de 2023, I Domingo de Adviento.

FRANCISCO


[1] Cf. Ch. Péguy, El pórtico del misterio de la segunda virtud, Madrid 1991, 21-23.

Fuente: Vatican Va

B. ANACLETO GONZÁLEZ FLORES (LAICOS)

 

Los laicos mexicanos tienen su patrón: beato Anacleto González Flores, mártir.
La CII Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Mexicana, votó por unanimidad la propuesta de declarar al beato Anacleto como patrón de los laicos y establecer en el tercer fin de semana de noviembre, en la fiesta de Cristo Rey del Universo, el día de los laicos.
Ciudad del Vaticano

“Con gran alegría, la Conferencia Episcopal Mexicana anunció que la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos aprobó que el beato Anacleto González Flores, mártir, sea Patrón de los Laicos Mexicanos”. La noticia, enviada a la agencia Fides, fue comunicada por monseñor Alfonso Miranda Guardiola, obispo Auxiliar de Monterrey y Secretario General de la Conferencia Episcopal Mexicana (CEM).

El ejemplo de su devoto amor por Dios
En el comunicado se recuerda que la CII Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Mexicana, votó por unanimidad la propuesta de declarar al beato Anacleto como patrón de los laicos y establecer en el tercer fin de semana de noviembre, en la fiesta de Cristo Rey del Universo, el día de los laicos. “En la alegría de la oración nos confiamos al nuevo Patrón de los laicos. El ejemplo de su devoto amor por Dios nos recuerda que el camino de la santidad es un martirio vivificante que solo es posible gracias a la fuerza de Dios”, explicó monseñor Miranda.

Derramando la propia sangre por la fe
El laico mexicano Anacleto González Flores fue asesinado el 1 de abril de 1927 junto con tres jóvenes de Acción Católica de la Juventud Mexicana. Fue beatificado el 20 de noviembre de 2005 en Guadalajara, junto con otros 12 mártires de la Guerra cristera. Durante la revolución mexicana de entre 1920 y 1930, no dudaron en derramar su sangre con tal de no negar la fe católica.

El cardenal José Saraiva Martins, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, que presidió entonces el rito de beatificación declaró que la Iglesia del “id y anunciad” es la Iglesia de los mártires, misionera y martirizada. Por lo tanto, el mensaje de los mártires tiene una gran relevancia para nosotros, que vivimos en el tercer milenio, porque nos enseñan su fuerza de voluntad, el valor de vivir y de defender la fe cristiana que recibimos en el bautismo.

Pedagogo, orador, catequista y líder social
Anacleto González Flores nació el 13 de julio de 1888 en una familia pobre de Tepatitlán, Jalisco. Después de un período en el seminario, se dedicó a varios trabajos antes de graduarse en Derecho. Pedagogo, orador, catequista y líder social, miembro de la Orden Franciscana Seglar, participó en una extenuante batalla en defensa de la fe católica y la religiosidad del pueblo mexicano por la que el Papa Pío XI le otorgó la Cruz Pro Ecclesia et Pontifice.

Escritor de libros y artículos, padre de dos hijos, para los mexicanos fue “el maestro Cleto”, fundador de la Asociación Católica de la Juventud Mexicana de Guadalajara y de la Unión Popular. Pero también es conocido como el “Gandhi mexicano”, porque durante la guerra civil defendió el pacifismo y la lucha no violenta. Al amanecer del 1 de abril de 1927 fue arrestado y trasladado al cuartel de Colorado, donde fue sometido a crueles torturas. Antes de morir, con el corazón atravesado por una bayoneta, perdonó a sus torturadores.
Fuente: Vatican News (30 julio 2019)

El Obispo Mons. Víctor Alejandro Aguilar Ledesma fue nombrado Responsable de la Dimensión Episcopal de Laicos del Episcopado Mexicano para el trienio 2018-2021 siendo Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Morelia y del 2021-2024 como V Obispo de la Diócesis de Celaya.

Dentro de la Comisión Episcopal de Familia, Juventud, Laicos y Vida. órgano de la CEM cuya responsabilidad es -en comunión, sinodalidad, solidaridad, corresponsabilidad y subsidiaridad- apoyar y promover la tarea pastoral de los Obispos en el ámbito que a esta Comisión le compete y, con sus respectivas Dimensiones, fomentar la unidad y el intercambio entre ellas, la realización de la tareas que los Obispos le encomienden así como ofrecer apoyos, subsidios  y asesorías a las Provincias Eclesiásticas y a las Diócesis. 


lunes, 15 de enero de 2024

CELEBRACIONES AÑO LITURGICO CICLO "B"

LISTA DE CELEBRACIONES AÑO LITURGICO CICLO "B" 
Año par 2023-2024

* AÑO 2023
CICLO LITÚRGICO "B"
Domingo 03 de Diciembre, I Domingo de Adviento (Inicia Año Litúrgico Ciclo "B")
Viernes 08 de Diciembre, Inmaculada Concepción de la Sma. Virgen María
Martes 12 de Diciembre, Ntra. Sra. de Guadalupe Patrona de América
Lunes 25 de Diciembre, La Natividad del Señor
Domingo 31 de Diciembre, La Sagrada Familia de Jesús, María y José

* AÑO 2024
Lunes 1 de Enero, Santa María Madre de Dios
Domingo 7 de Enero, La Epifanía del Señor
Lunes 8 de Enero, El Bautismo del Señor
Domingo 21 Enero. Domingo de la Palabra de Dios, III Domingo Ordinario
Viernes 2 de Febrero, La Presentación del Señor
Miércoles 14 de Febrero, Miércoles de Ceniza
Domingo 18 de Febrero, I Domingo de Cuaresma
Martes 19 de Marzo, San José esposo de la Sma. Virgen María
Domingo 24 de Marzo, Domingo de Ramos de la Pasión del Señor
Lunes 25 de Marzo, Anunciación del Señor
Jueves 28 de Marzo, Jueves Santo de la Cena del Señor
Viernes 29 de Marzo, Viernes Santo de la Pasión del Señor
Sábado 30 de Marzo, Vigilia Pascual en la Noche Santa
Domingo 31 de Marzo, Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor
Domingo 07 de Abril, II Domingo de Pascua o de la Divina Misericordia
Jueves 18 de Abril, Solemne celebración Jubilar 50 Aniversario Diócesis de Celaya
Viernes 03 de Mayo, Día de La Santa Cruz
Domingo 12 de Mayo, La Ascensión del Señor
Domingo 19 de Mayo, Domingo de Pentecostés
Domingo 26 de Mayo, La Santísima Trinidad
Jueves 30 de mayo, El Cuerpo y la Sangre de Cristo "Corpus Christi"
Viernes 07 de Junio, El Sagrado Corazón de Jesús
Sábado 08 de Junio, Inmaculado Corazón de María
Lunes 24 de Junio, Natividad de San Juan Bautista
Sábado 29 de Junio, San Pedro y San Pablo apóstoles
Martes 06 de Agosto, La Transfiguración del Señor
Jueves 15 de Agosto, Asunción de la Sma. Virgen María
Domingo 08 de Septiembre, La Natividad de la Sma. Virgen María
Domingo 27 de Octubre, XXX Domingo del Tiempo Ordinario, DOMUND
Viernes 01 Noviembre, Todos los Santos
Sábado 02 de Noviembre, Todos los Fieles Difuntos
Domingo 24 de Noviembre, Nuestro Señor Jesucristo Rey del Universo

CICLO LITÚRGICO "C"
Domingo 01 de Diciembre, I Domingo de Adviento (Inicia Año Litúrgico Ciclo "C")
Lunes 09 de Diciembre, Inmaculada Concepción de la Sma. Virgen María
Jueves 12 de Diciembre, Ntra. Sra. de Guadalupe Patrona de América
Miércoles 25 de Diciembre, La Natividad del Señor
Domingo 29 de Diciembre, La Sagrada Familia de Jesús, María y José

miércoles, 23 de agosto de 2023

PBRO. JORGE GARCIA VICARIO EN SAN PEDRO Y SAN PABLO

 

El Presbítero Jorge García Rodríguez recién ordenado Sacerdote este 14 de julio de 2023 en San Luis de la Paz, Guanajuato. Ahora es asignado Vicario de la Parroquia de San Pedro y San Pablo por S.E.R. Víctor Alejandro Aguilar Ledesma V Obispo de la Diócesis de Celaya.
B I E N V E N I D O
P A D R E   J O R G E


martes, 8 de agosto de 2023

NUEVO PARROCO SAN PEDRO Y SAN PABLO 2023

GRACIAS PADRE SAMUEL SANDOVAL PADRÓN,

BIENVENIDO PADRE GERARDO MANCERA RANGEL.

El Señor Obispo Don Víctor Alejandro Aguilar Ledesma ha encomendado un cambio de Párroco a nuestra parroquia de San Pedro y San Pablo, asignando al Padre Samuel Sandoval Padrón como Director Espiritual del Seminario en la etapa de Filosofía y ha nombrado IV Párroco al Padre Gerardo Mancera Rangel. 
Gracias infinitas al P. Samuel por su labor pastoral en nuestra parroquia, él ha sido un pastor con olor a oveja, preocupado siempre de sus comunidades, grupos y en particular de aquellos que solicitaban su ayuda ya sea en el aspecto material y espiritual, Dios le bendiga siempre. 
 


Este miércoles 26 de julio de 2023 a las 6:30 pm. recibimos con mucho entusiasmo al Pbro. Gerardo Mancera Rangel, acompañado por el Pbro. Samuel Sandoval Padrón, y un gran numero de fieles y  familiares de ambos sacerdotes, llegando al Templo parroquial de San Pedro y San Pablo, para después continuar con la Santa Misa Presidida por Mons. Víctor Alejandro Aguilar Ledesma V Obispo de la Diócesis de Celaya. De manos del Señor Obispo el Padre Gerardo Mancera Rangel tomó posesión como IV Párroco de esta parroquia. Dentro de la Celebración Eucarística se le entregaron las llaves del Templo, el confesionario, las campanas, la Pila Bautismal, el Sagrario, la Sede y el Altar, que son medios para realizar su actividad Pastoral y de Evangelización, varios sacerdotes participaron en la concelebración de la Misa, siendo a la vez testigos de este cambio de párroco, Que el Espíritu de Dios conceda a todos, los dones necesarios para la extensión de su Reino y la salvación de las almas.










lunes, 7 de agosto de 2023

CANTAMISA PBRO. JORGE GARCÍA RODRÍGUEZ

Este sábado 15 de julio de 2023 a la 1 pm. el Pbro. Jorge García Rodríguez celebro su cantamisa en la parroquia de Nuestra Señora de Lourdes en la comunidad de Estación de Lourdes, San Luis de la Paz, acompañado por el Párroco Ceth Montaño Hernández, de Sacerdotes de la Diócesis de Celaya, también asistieron personas de su comunidad y parroquia, familiares, y fieles de la parroquia de San Pedro y San Pablo, todos le damos gracias a Dios, por el don del sacerdocio que ha recibido, también se realizo el besamanos, manos recién consagradas a Dios el día de ayer durante su Ordenación. En este Año Jubilar por el 50 Aniversario de la Diócesis de Celaya del 18 de abril de 2023 al 18 de abril de 2024 "Caminando agradecidos en la Fe".










ORDENACIÓN SACERDOTAL JORGE GARCÍA RODRÍGUEZ

Este viernes 14 de julio de 2023 a las 12 hrs. el Sr. Obispo Don Víctor Alejandro Aguilar Ledesma, ordeno Presbítero al Diacono Jorge García Rodríguez, en la Parroquia de San Luis Rey, en San Luis de la Paz, Guanajuato, en la explanada Matamoros, acompañado por el Pbro. Samuel Sandoval Padrón y gente de la parroquia de San Pedro y San Pablo, en donde anteriormente dio su apostolado desde que era seminarista y luego como Diacono.
También asistieron muchísimas personas, Sacerdotes, familiares, los cuales damos gracias a Dios, por el don del sacerdocio que le ha concedido, en este Año Jubilar por el 50 Aniversario de la Diócesis de Celaya del 18 de abril de 2023 al 18 de abril de 2024 "Caminando agradecidos en la Fe"

viernes, 28 de abril de 2023

SANTUARIO DIOCESANO, SAN MARTÍN DE TOURS

Este jueves 16 de marzo a la 1 pm. en el Templo de San Martín de Tours; ubicado en San Martín de Terreros, municipio de Dolores Hidalgo, Gto., S.E. Mons. Víctor Alejandro Aguilar Ledesma, V Obispo de la Diócesis de Celaya, dentro de la Celebración Eucarística, y mediante la lectura del Decreto propio, eleva el Templo dedicado a San Martín Caballero a Santuario Diocesano, esto con motivo de la preparación para el inicio del Año Jubilar por los cincuenta años de la erección canónica de la Diócesis de Celaya.

La Santa Misa fue presidida por el Sr. Obispo y concelebrada por varios sacerdotes de nuestra diócesis, así mismo, estuvo presente nuestro Seminario diocesano en todas sus etapas formativas, pues para todo seminarista, este ahora santuario, es un lugar especial dentro de su formación, ya que en este sitio se encuentra el curso propedéutico con el cual da inicio la sección del Seminario Mayor.

Durante la homilía nuestro Señor Obispo nos recordó la esencia de nuestra iglesia diocesana, ser una iglesia sinodal que vaya caminando, donde todos juntos, construyamos y evangelicemos el Reino de Dios en la tierra, sin dejar de estar alertas ante cualquier fenómeno de división que el maligno quiera insertar, para fragmentar el Cuerpo místico de Cristo. Al finalizar la fracción del pan, se hizo la oración de envió a los seminaristas del curso propedéutico, que en la próxima Semana Santa realizarán su trabajo pastoral de misión en algunas parroquias de nuestra diócesis. Sigamos juntos en oración y acción preparándonos para celebrar con gozo y alegría nuestro Año Santo Jubilar, por los cincuenta años de caminar diocesano.



 
Fuente: Codipac Decanato Dolores Hidalgo, CODIPAC CYA.

SANTUARIO DIOCESANO B. ELÍAS DEL SOCORRO NIEVES

 

Con motivo de los 50 años de la erección de la Diócesis, esta Iglesia dedicada al Beato Elías del Socorro Nieves fue elevada a Santuario Diocesano. por S.E. Mons. Víctor Alejandro Aguilar Ledesma, V Obispo de la Diócesis de Celaya, 10 de marzo de 2023. "Caminando agradecidos en la fe" Año Jubilar 18 de abril 2023-2024.


 


Fuentes: Periódico Redes, CODIPAC CYA.

VISITA AD LIMININA APOSTOLORUM 2023

 

Del 24 al 29 de abril se lleva a cabo la Visita Ad Liminina Apostolorum, en este primer grupo participa S.E. Mons. Víctor Alejandro Aguilar Ledesma, V Obispo de la Diócesis de Celaya, con la finalidad de estar en comunión y comunicación con la Santa Sede.

+ La visita ad limina es la visita que todos los obispos católicos deben hacer, cada cinco años, a Roma. Comprende la peregrinación a las tumbas de los apóstoles Pedro y Pablo como expresión de comunión eclesial y el encuentro con el Papa como sucesor de San Pedro. Incluye también informar sobre la situación de la Iglesia en la diócesis que cada obispo tiene encomendada. Y es que, cada obispo ha enviado ya hace tiempo a Roma un informe sobre el estado de la diócesis desde la última visita ad limina.

PROGRAMA DE LA VISITA
Además de peregrinar a las tumbas de San Pedro y San Pablo, los obispos también visitarán algunos dicasterios como el Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, el Pontificio Consejo para los Laicos, la Congregación para el Clero, la Congregación para los Institutos de Vida consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, la Congregación para la Doctrina de la Fe, el Pontificio Consejo para la Educación Católica, el Pontificio Consejo para los Operadores de Salud, el Pontificio Consejo para la Cultura y la Secretaría de Estado, entre otros organismos vaticanos.

ORÍGENES DE LA VISITA AD LIMINA
La primera visita ad limina, que en latín significa ‘los umbrales de los apóstoles’, aparece en la carta de San Pablo a los Gálatas: «Más tarde, al cabo de tres años, subí a Jerusalén para conocer Cefas, y pasé quince días con él (Ga 1,18)». Durante esta visita, Pablo explicó a Pedro (y a Jaime) las dificultades que encontró en algunas zonas de Judea…
Esta puede ser considerada el primer encuentro de ayuda recíproco y de coincidencia sobre temáticas particulares. Las visitas ad limina Apostolorum, es decir, los sepulcros de San Pedro y San Pablo, en Roma, son una ocasión privilegiada de comunión pastoral y aportan un enriquecimiento de experiencias en el ministerio del Papa.

+ “El día de hoy estoy en la Basílica de San Pablo Extramuros, durante nuestra visita Ad Limina hay dos objetivos muy importantes, orar ante la tumba de San Pedro y orar ante la tumba del apóstol San Pablo”.
“Durante este día hemos podido compartir impresiones, con el obispo responsable de los Obispos y con el obispo de la Doctrina de la Fe, como también estuvimos con la comisión de America Latina”.
“Creo que todo ha sido una jornada muy importante de diálogo y también de escuchar indicaciones que nos dan los responsables de los dicasterios, para que nuestra misión como Obispos sea cada vez mejor”.
“Hoy pido mucho por ustedes, por la intercesión del apóstol Pablo, el promotor de la misión, el misionero de las gentes y de todos los pueblos”.

+ Los Obispos de México el día de hoy fueron recibidos por el Papa Francisco, quien los invito a llevar siempre la esperanza y seguir siendo cercanos al pueblo. Esta mañana, el Papa se encontró con el primer grupo de Obispos del norte del país en la visita Ad Limina.
El mensaje central que el Sucesor de Pedro transmitió a México es llevar siempre la esperanza y ser cercanos al pueblo. “Esa es la esencia de Dios, la cercanía es el ser de Dios”, afirman.
En declaraciones a los medios vaticanos, los obispos comentan que el Pontífice les aconsejó tener “cuatro cercanías”, es decir, con Dios, con los obispos, con los sacerdotes y con el pueblo. Son cuatro conceptos que el Obispo de Roma ha desglosado ampliamente en su Pontificado, en especial, durante su discurso de apertura del simposio sobre sacerdocio, en febrero de 2022.
De acuerdo con los Pastores, Bergoglio ha insistido mucho en ser pastores con olor a oveja y desean que esta iluminación aterrice en las diócesis, en la tarea pastoral cotidiana. Consideran que Francisco da testimonio de las cercanías que sugiere y plantean que esto ha influido en el ambiente de la Curia Romana, de la Santa Sede y del Vaticano en general. Durante esta semana de visita a los dicasterios, los obispos han encontrado a los Superiores y sus equipos de trabajo, muy cercanos, muy dispuestos a la escucha, el diálogo, el discernimiento.
Que Santa María de Guadalupe nos conceda hacer de nuestra patria, una “casita sagrada”, escuchando el grito de nuestro pueblo, descifrando sus sufrimientos y ofreciéndoles el consuelo de la esperanza, como quienes “han visto al Señor”.

+ “Siempre es necesario estar en comunión eclesial, especialmente con el Papa Francisco, desde esta Basílica reiteró mi afecto y mi oración por todos ustedes”.
En días anteriores los señores obispos han visitado los diversos dicasterios del Vaticano, entre ellas las oficinas donde se atiende la pastoral en favor de los sacerdotes, el dicasterio de las comunicaciones, así como un encuentro con el Cardenal Pietro Parolin, con quien platicaron sobres las realidades y problemáticas que enfrenta nuestro país y el deseo de que camine mejor.





 
 Fuente: Arquidiócesis de Monterrey, CODIPAC CYA.