ACTO DE CONSAGRACIÓN DEL GENERO HUMANO A JESUCRISTO REY
Jesús dulcísimo, Redentor del género humano, míranos arrodillados humildemente en tu presencia.
Tuyos somos y tuyos queremos ser; y para estar más firmemente unidos a ti, hoy cada uno de nosotros se consagra voluntariamente a tu Sagrado Corazón.
Muchos nunca te han conocido; muchos te han rechazado, despreciado tus mandamientos. Compadécete de unos y de otros, benignísimo Jesús, y atráelos a todos a tu Sagrado Corazón.
Reina, Señor, no sólo sobre los que nunca se han separado de ti, sino también sobre los hijos pródigos que te han abandonado; haz que vuelvan pronto a la casa paterna, para que no mueran de miseria y de hambre.
Reina sobre aquellos que están extraviados por el error o separados por la discordia, y haz que vuelvan al puerto de la verdad y a la unidad de la fe, para que pronto no haya más que un solo rebaño y un solo pastor.
Concede, Señor, a tu Iglesia una plena libertad y seguridad; concede a todo el mundo la tranquilidad del orden; haz que desde un extremo al otro de la tierra no se oiga más que una sola voz: Alabado sea el Divino Corazón, por quien nos ha venido la salvación; a él la gloria y el honor por los siglos. Amen.
Se concede indulgencia plenaria al fiel cristiano que, en la solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo Rey, rece públicamente el acto de consagración del género humano a Jesucristo Rey; en cualquier otra circunstancia, la indulgencia será parcial (Penitenciaría Apostólica, Enchiridium Indulgentiarum, Concesión n. 27).
Requisitos para lucrar indulgencia plenaria
Estar en estado de gracia
Tener intención de ganarla
Realizar la obra prescrita
Confesión
Comunión
Oración por las intenciones del Papa
Excluir todo afecto al pecado, incluso venial
Sobre la Comunión, la Confesión y la oración por el Papa Es conveniente, pero no necesario que la confesión sacramental, y especialmente la Sagrada Comunión y la oración por las intenciones del Papa, se hagan el mismo día en que se realiza la obra indulgenciada; pero es suficiente que estos sagrados ritos y oraciones se realicen dentro de algunos días (unos veinte) antes o después del acto indulgenciado.
La oración según la mente del Papa queda a elección de los fieles, pero se sugiere un Padrenuestro y una Avemaría.
Para varias indulgencias plenarias basta una confesión sacramental, pero para cada indulgencia plenaria se requiere una distinta sagrada Comunión y una distinta oración según la mente del Santo Padre (Aviso de la Penitenciaría Apostólica, 10-II-2000, n.5).
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